Qué es la Dislexia?

Es importante tener en cuenta que la palabra DISLEXIA proviene del griego y significa dificultad con el lenguaje. Y, es con esta definición con la que nos sentimos más identificados, ya que hemos podido constatar que frecuentemente la dificultad con la lectura viene también acompañada con dificultades en la escritura (disgrafía) y/o con la ortografía (disortografía). Sin embargo, es necesario saber, que muchos teóricos traducen el término dislexia como dificultades en la lectura.

Según la International Dyslexia Association, la dislexia es una dificultad específica de aprendizaje cuyo orígen es neurobiológico. Se manifiesta en el aprendizaje de la lecto-escritura, presentando dificultades en el proceso lector, como también en la escritura y en la ortografía y, en general, con todo lo que tenga que ver con la decodificación de los símbolos que nosotros mismos hemos creado para nuestra comunicación (las letras y los números).

La mayoría de los estudios coinciden en que la dislexia se transmite de forma genética, y por ello, resulta muy frecuente encontrar en una familia a más de una persona con dislexia.

Es independiente de cualquier causa intelectual, cultural y emocional, y se da a pesar de una inteligencia normal o por encima de la media.

Toda persona con dislexia puede llegar al aprendizaje de la lecto-escritura, si se le brinda una metodología adecuada, y de acuerdo a su forma distinta de percibir el mundo de los símbolos. Por ello, resulta de vital importancia un diagnóstico precoz que permita intervenir lo antes posible en el proceso de aprendizaje, evitando así que se desarrollen efectos secundarios más difíciles de tratar, como la depresión y la inhibición progresiva, consecuencias de un tratamiento inadecuado debido, principalmente, al gran desconocimiento y desinformación existente en nuestra sociedad.

A lo largo de todas las investigaciones acerca de la dislexia que se han llevado a cabo desde hace cien años en países como EEUU o en el norte de Europa, se han encontrado hallazgos muy relevantes para entender el pensamiento de una persona con dislexia.

Y, gracias a ello, se ha podido establecer que aunque la parte izquierda del hemisferio tiene una actividad notablemente más reducida que en una persona sin dislexia, sí resulta relevante resaltar que la parte derecha, en la que tiene lugar el desarrollo de la creatividad y la imaginación, sí tiene una actividad mayor, por lo que todas las personas con dislexia, tienen unas habilidades fuera de lo común en el campo de la creatividad o a nivel técnico. Por ello, no es sorprendente que personalidades tan conocidas como Albert Einstein, Leonardo Da Vinchi, Thomas Edison, Pablo Picasso, Walt Disney, y muchos otros, hayan evolucionado y convertido en personalidades tan célebres como geniales.

No obstante, resulta necesario hacer hincapié que existen distintas líneas de investigación acerca de la dislexia. A nosotros, como Asociación de padres, nos parece importante conocer todo lo relacionado con la dislexia, y es por ello, que queremos informar sobre todos los estudios de los que hemos podido tener conocimiento, y no limitarnos a una sola línea de investigación.
Consideramos que aún hay mucho por descubrir sobre este fenómeno, además de que vemos reflejados a nuestros/as hijos/as en cada una de ellas, y únicamente lamentamos que no existan estudios multidisciplinares que permitan una conexiones entre todas las investigaciones, que puedan ofrecer unas pautas conjuntas en beneficio de todas las personas con dislexia y sus allegados.

Cuando sospechemos en alguna medida que nuestros/as hijos/as pueden ser personas con dislexia, no debemos desistir en buscar una explicación a la dificultad que estamos observando en ellos/as. Tenemos que ser conscientes, que aún no existe mucha información ni formación acerca del fenómeno de la dislexia, por lo que debemos insistir y buscar profesionales que sí puedan afirmar o negarlo con las pruebas pertinentes, ya que de lo contrario perderíamos un tiempo irrecuperable en el que nuestro/a hijo/a puede aprender como manejar su distinta manera de percibir la realidad, y en el que nosotros mismos podemos ofrecer mayor comprensión y ser un apoyo real para ellos.

Existen varias investigaciones que establecen que la estructura celular del cerebro de una persona con dislexia es diferente. Gracias a las nuevas tecnologías como las resonancias magnéticas nucleares se ha podido comprobar que en la parte del cerebro (el área de Broca) donde se procesa el lenguaje, simplemente no se activa en la persona con dislexia cuando está en proceso de lectura. En la siguiente imagen podemos ver lo que acabamos de exponer: Es una resonancia magnética nuclear y se hizo en el momento en que tres personas distintas estaban leyendo un texto.

  • La primera persona es un adulto sin dislexia
  • La tercera es un niño/a que aún está aprendiendo a leer
  • La segunda es de una persona con dislexia.

Podemos constatar que la parte del lenguaje que se encuentra en el medio lateral del hemisferio izquierdo no se activa.

Este hallazgo refuerza la teoría de Ron Davis (persona con dislexia, fundador del Reading Research Council Dislexia Correction Center, 1982, en Burlingame, California, y autor del Don de la Dislexia) de que la persona con dislexia procesa la información de una forma visual o imaginativa. Es decir, que su pensamiento utiliza la inteligencia visual al no poder –evidentemente- utilizar la del lenguaje.
El procesamiento se elabora en imágenes, y ese procesamiento es 200 veces más veloz que el de una persona con pensamiento verbal. De esta forma la lectura se va proyectando mentalmente como una película, que se ve interrumpida al encontrarse con palabras abstractas para las que no tiene ninguna imagen clara (preposiciones, artículos, etc.). No olvidemos que el 52% de nuestra lengua incluye este tipo de palabras, lo que explica la dificultad y el esfuerzo tan enorme que los individuos tienen que realizar para seguir una lectura o realizar un texto escrito.

Otras teorías establecen que las percepciones visuales, acústicas y de orientación espacial y de tiempo están alteradas. De esta forma las características de la dislexia, como p.ej. la omisión, la sustitución o la inversión de letras (b/p, p/q, d/p, u/n, etc.), o incluso afirmaciones de personas con dislexia que han manifestado que las letras se mueven, podrían encontrar su origen en una percepción visual alterada.
Esta teoría también explicaría los problemas de psicomotricidad gruesa y/o fina que podemos observar en nuestros/as hijos/as, p.ej. al atarse los cordones, utilizar el cuchillo y el tenedor, leer correctamente el reloj, recordar la secuenciación de los días de la semana, de los meses, las tablas de multiplicar, etc.

Según el catedrático John Stein de la Universidad de Fisiología de Oxford, los síntomas de la dislexia se producen por una coordinación inadecuada de las vías magno celulares. Estas vías son las responsables de transmitir la información que nuestros ojos captan a la parte del cerebro donde dicha información debe ser procesada correctamente. Son las responsables de que nuestra visión periférica y central estén coordinadas de forma adecuada para permitir, entre otras cosas, una visión nítida de un texto escrito o que una persona no se pierda al llegar al final de una línea y pueda fácilmente enlazar con el siguiente renglón del texto.

Esta línea de investigación también es la que actualmente defienden los optometristas comportamentales que en algunas comunidades autónomas, como también en otros países, realizan terapias visuales para entrenar la percepción visual. Según estos profesionales un factor importante que provoca algunos síntomas de la dislexia es un inadecuado movimiento ocular (saltos sacádicos). Éste suele ser regular y fluido en personas sin dislexia, por ello, pasa casi desapercibido. Sin embargo, en individuos con dislexia estos saltos son irregulares provocando graves dificultades al realizar ejercicios de lectura.

En recientes revisiones, un grupo de importantes investigadores internacionales y nacionales establecen que la causa de la dislexia se debe, principalmente, a un problema en la ruta fonológica. Este hallazgo es la teoría más actual y la que probablemente puede explicar la causa clave del problema de la dislexia.

A continuación se puede apreciar un esquema en el que están visualizadas las dos rutas que toda persona utiliza para interpretar la palabra escrita. Existen otros procesos que realizamos, todos ellos de forma inconsciente, pero vamos a centrarnos en éste:

Existen dos rutas para decodificar la palabra escrita:

  • La ruta del LÉXICO VISUAL
  • La ruta del LÉXICO FONOLÓGICO.

La ruta que utilizamos para palabras conocidas es la del LÉXICO VISUAL. Con un simple golpe de vista identificamos la palabra sin leerla completamente: está en nuestra memoria grabada, en “nuestro disco duro”.

Cuando son palabras que no conocemos o son nuevas, utilizamos la ruta más larga, la ruta del LÉXICO FONOLÓGICO. Al no disponer de la palabra en nuestro LÉXICO VISUAL la dividimos en sílabas, en fonemas, es decir, en sonidos, de ahí pasa al Almacén de Pronunciación de donde sigue a nuestro LÉXICO AUDITIVO, y finalmente llega al SISTEMA SEMÁNTICO donde esa palabra es interpretada y comprendida, después ya queda incluida en nuestro LÉXICO VISUAL.

Las personas con dislexia tienen alterada la ruta de la del LÉXICO FONOLÓGICO, porque el problema clave reside en la asociación de las letras con sus sonidos (grafemas-fonemas). Por ello, aparecen inversiones o sustituciones de letras con sonidos similares: v/b, y/ll, s/z/c, etc.

Las siguientes dificultades específicas pueden manifestarse en conjunto o separadamente con la dislexia. Éstas son la disgrafía, disortografía y la discalculia.

.La disgrafía: Es la dificultad para coordinar los músculos de la mano y del brazo para poder dominar y dirigir el lápiz para escribir de manera legible y ordenada

.La disortografía: Es la dificultad en el dominio de los principios ortográficos. Es la repetición una y otra vez de los mismos errores sin poder subsanarlos ni asimilar las reglas ortográficas.

.La discalculia: Es la dificultad para realizar operaciones matemáticas, memorizar tablas de multiplicar, identificar signos matemáticos, etc., sobre todo, por carecer del pensamiento abstracto necesario para el cálculo.

La dislexia siempre ha sido muy cuestionada, y nos podemos encontrar con que muchos especialistas mantienen actitudes opuestas al término dislexia, prefiriendo utilizar términos como dificultades en la lecto-escritura o trastorno específico de la lectura. (Véase los manuales de DSM IV y CIE 10 aceptados por la OMS, Organización Mundial de la Salud).

Incluso muchos otros profesionales niegan la existencia de la dislexia, algo que dificulta enormemente el manejo adecuada del fenómeno, y provoca, en la mayoría de los casos, el sufrimiento innecesario del individuo con dislexia.

Sin embargo, los resultados de todas las investigaciones han dejado claro que la dislexia sí existe, y además con una base neurológica clara.

Además los investigadores han llegado a la conclusión en diferenciar dos tipos de dislexia:

· Dislexia adquirida: Es una dislexia que el individuo puede sufrir como consecuencia de una lesión cerebral, y que se manifiesta en aquellas personas que tras haber logrado un determinado nivel lector, pierden algunas de estas habilidades.

· Dislexia evolutiva: Es una dislexia que se manifiesta sin ninguna razón aparente en los/as niños/as presentando dificultades en el proceso de la lecto-escritura.

Aunque nosotros recomendamos en todo momento que la persona con dislexia disponga de un diagnóstico fiable, también resulta necesario mencionar que no existe ningún examen “biológico” que pueda darnos un resultado inequívoco de la existencia de una dislexia.
Sí existen ciertas pruebas psicopedagógicas que los especialistas familiarizados con la temática realizan para poder llegar a un diagnóstico certero y preciso, pero son las características las que nos harán sospechar en un primer momento que se puede tratar de una dislexia. No todas las personas con dislexia experimentan los mismos síntomas, pero sí hay algunos en común, en los que podemos ver reflejados a nuestros/as hijos/as.

Cuando sospechemos en alguna medida que nuestros/as hijos/as pueden ser personas con dislexia, no debemos dejarnos desalentar o influir negativamente, echando al olvido esta suposición, simplemente porque algún profesional niegue rotundamente que se trata de dislexia. No todos los especialistas “conocen” o “quieren conocer” el fenómeno de la dislexia, por lo que debemos insistir y buscar profesionales que sí puedan afirmar o negarlo con las pruebas pertinentes, ya que de lo contrario perderíamos un tiempo irrecuperable en el que nuestro/a hijo/a puede aprender como manejar su distinta manera de percibir la realidad, y en el que nosotros mismos podemos ofrecer mayor comprensión y ser un apoyo real para nuestros/as hijos/as.

Aunque en una edad temprana existen ciertos indicios de que un/a niño/a pueda tener dislexia (véase nuestro apartado de los síntomas). No podemos asegurar que realmente se trata de una dislexia hasta que el/la niño/a llega a enfrentarse con el mundo de los símbolos, que ya suele ser en Educación Primaria. Es ahí cuando el profesorado juega un papel importantísimo, pues son ellos los que en primer lugar deberían detectar que el/la alumno/a no puede seguir el ritmo lector de sus otros/as compañeros/as de clase.
Aparecen todos los demás síntomas de la dislexia, y al no ser detectados ni intervenidos, la dificultad va siendo cada vez mayor, presentándose cada vez con mayor claridad un posible fracaso escolar.

En la etapa de los 7 años los síntomas más habituales son:

· Omisiones, sustituciones, inversiones, distorsiones o adiciones de letras, sílabas y/o palabras;
· Rectificaciones, lectura lenta con vacilaciones, silabeos y pérdidas de la línea;
· Falta de comprensión lectora debido al sobreesfuerzo del/la alumno/a para descodificar los símbolos.

En niños/as entre 2º y 3º de Primaria (algunos/as pueden ser repetidores) podemos encontrar una mayor dificultad en relacionar ciertas letras con sus sonidos correspondientes, por lo que la lectura sigue siendo demasiada lenta e insegura para su edad.

Durante los cursos de 3º y 4º de Primaria los/as alumnos/as han podido aprender dichas correspondencias, pero debido a la gran dificultad y sobreesfuerzo por automatizar la lectura de sílabas, la lectura continúa siendo muy laboriosa y lenta.

En los cursos superiores el alumnado afectado puede presentar problemas en reconocer palabras completas, por lo que su lectura tiene que realizarse muy despacio para poder leer correctamente. Sin embargo, puesto que el grado de exigencia es mayor, su lectura debe ser más exacta y más rápida de lo que en realidad puede ser. La consecuencia suele ser que debido a la presión el/la alumno/a modifica su lectura, abandonando la lectura secuencial, por ser muy lenta, y comienzan a utilizar el procesamiento de pistas fonéticas parciales y ortográficas globales, pero incompletas, además de servirse de la adivinación que no siempre les da el resultado esperado.
En consecuencia, los errores aumentan, la ansiedad empieza a hacerse más notoria, puesto que ellos mismos se dan cuenta de que su nivel lector no es como el esperado. Tampoco entienden por qué ellos no pueden leer como el resto de sus compañeros/as. Las tareas se eternizan y el rechazo a todo lo que tenga que ver con el estudio va aumentando de tal manera que fácilmente puede desencadenar en fobia escolar.

Por todo ello, queremos nuevamente hacer énfasis en la importancia que tiene, por un lado, el diagnóstico precoz de la dislexia, y por otra, la buena disposición del adulto para intentar comprender a los/as niños/as que pueden estar sufriendo en nuestras aulas y en nuestros hogares debido a la poca información que manejamos de estos fenómenos.
No debemos caer en los clichés de tachar a un/a niño/a que presenta dificultades de vago, torpe, inútil, inmaduro, puesto que con ello solamente vamos a destruir el desarrollo saludable de su personalidad, y no vamos a conseguir nada. Siempre debemos tener presente que un/a niño/a es por naturaleza despierto y curioso con su entorno, siempre está abierto a hacerlo lo mejor que pueda para complacernos y satisfacer su instinto innato de llegar al conocimiento, y que para ello necesita y busca nuestra aprobación y motivación.